Segunda Conferencia Internacional Sobre Ética y Salud: ·"Ética y Organizaciones Hospitalarias" 2019

Solapas principales

“ÉTICA Y ORGANIZACIONES HOSPITALARIAS” 2019

Universidad Mayor de San Marcos, Colegio Médico del Perú, Academia Nacional de Medicina, el Instituto Nacional de Salud, Universidad Cayetano Heredia, Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo
Lima, 15 y 16 de noviembre de 2019.

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

La Segunda Conferencia Internacional sobre Ética en Salud organizada por el Instituto de Ética en Salud de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, el Colegio Médico del Perú, la Academia Nacional de Medicina, la Asociación Peruana de Facultades de Medicina (ASPEFAM), el Instituto Nacional de Salud y las universidades Peruana Cayetano Heredia y Católica Santo Toribio de Mogrovejo, fue realizada en Lima, los días 15 y 16 de noviembre de 2019. Luego del análisis y debate de expertos de Perú, Argentina, Estados Unidos, República Dominicana y Uruguay, el Comité Organizador pone a disposición de las instituciones y público interesado, las conclusiones extraídas y recomendaciones sugeridas, con el propósito de compartir con el Estado e instituciones vinculadas a la Salud, la responsabilidad de encontrar soluciones a los problemas planteados.

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Desde finales del S.IV hasta nuestros días, los hospitales han sido instituciones emblemáticas dedicadas a la recuperación de la salud de las personas. Actualmente, forman parte de los modernos y complejos sistemas sanitarios y sufren el impacto de los diversos procesos de cambio: cultural, social, científico y tecnológico. Su desarrollo ha venido gradualmente afectándose hasta configurar lo que se ha denominado la “crisis de los hospitales”, fenómeno de alcance mundial que con peculiaridades propias se manifiesta también en América Latina y en el Perú, asociándose a los siguientes factores:

  1. La ética supone equidad. Esto es, ir más allá de lo igualitario. Lo equitativo nos obliga a conocer las circunstancias particulares de cada persona, de cada familia y de cada comunidad, y a atenderlos según la particular forma en que sean afectados por los determinantes sociales de la salud.
  2. El proceso de globalización, que ha favorecido importantes avances científicos y tecnológicos, aunque, por el tipo de desarrollo económico que promueve, profundiza la desigualdad económica y social entre países y al interior de ellos. Todo ello se traduce en una persistente e injusta distribución de recursos que, agudizando la desigualdad económica y social, mantiene importantes sectores de la población en condiciones de pobreza e inequidad. Tal situación incrementa la tensión social, afecta la calidad de vida de la población y favorece la descarga de frustraciones sociales vía conductas disociales (vandalismo, terrorismo, delincuencia, conflictos armados y otros). Así mismo, la globalización, se asocia al deterioro medioambiental y a cambios epidemiológicos en salud, tales como, la propagación mundial del SIDA en una sola generación, contribuyendo a la génesis de diversas alteraciones de salud mental y otras calamidades.

 

  1. El desarrollo científico y tecnológico, componente clave del proceso de globalización, mantiene y refuerza su impacto sobre el ejercicio de la medicina, ampliando significativamente su capacidad y eficacia para extender la expectativa y calidad de vida de las personas. Esto, sin embargo, a costo cada vez mayor que, en perspectiva, resultan inalcanzables para muchos países, independientemente de su grado de desarrollo y capacidad económica, incluyendo, dentro de ellos, importantes sectores de su población.

 

  1. Las comunidades hospitalarias las forman los usuarios (personas y familias) y los trabadores asistenciales, administrativos y gestores. En ellas el equilibrio de actores es particularmente delicado y se sigue rigiendo por los principios éticos hipocráticos de: primero no hacer daño, nunca inquietar, a veces curar y siempre consolar.
  2. Lamentablemente, el hospital, como subsistema de los Sistemas de Salud, comparte el desafío de promover el acceso a una cobertura integral y universal de salud, aunque, para ello, deba enfrentar el proceso de su creciente mercantilización impulsada por diversos intereses comerciales que pugnan por convertirlo en un bien de mercado y ámbito preferente de generación de lucro, con franco desmedro de la racionalidad sanitaria, los valores tradicionales de la medicina y los derechos de los pacientes.

 

  1. Más aún, la opinión pública ha criticado a los hospitales por ofrecer una atención médica fragmentada, con insuficiente oferta de camas hospitalarias y de turnos operatorios, y de ser instituciones en las cuales las profesiones de salud practican una atención clínica centrada en la enfermedad y en los procedimientos técnicos que en la persona; es decir, cada vez más deshumanizada. Todo ello promueve variadas fuentes de frustración en la población asistida, así como diversas formas de corrupción como, por ejemplo, la priorización de intereses comerciales en el uso de la tecnología, de medicamentos de dudosa calidad, así como el “ausentismo” y otras inconductas profesionales.

 

  1. Por su parte, los profesionales de la salud deben afrontar el descontento de pacientes y familiares, generado, tanto por las deficientes condiciones del servicio como por la deficiente gestión de las autoridades del sector. Y sufrir, además, la evaluación de su trabajo bajo el predominio de un enfoque cuantitativo orientado a incrementar la productividad asistencial a costa de la calidad de la atención, que fuerza una programación de escaso tiempo para comunicarse adecuadamente con el paciente y sus familiares

Tal incremento sostenido de la carga laboral de los profesionales de salud frecuentemente ocasiona la pérdida de su equilibrio trabajo-vida, traducido en mayores prevalencias de desmotivación y agotamiento (burnout) en el personal, así como en problemas diversos de salud física y mental, generando un entorno laboral propicio para afectar el clima organizacional y las relaciones interprofesionales.

  1. Una propuesta central para reforzar la ética institucional en los hospitales del país ha sido organizar Comités de Ética Asistencial y Comités Ética de Investigación que contribuyan a mejorar la calidad de las decisiones ante conflictos de valores surgidos en la labor hospitalaria. Debe diferenciarse claramente estos Comités de los Deontológicos, dedicados a examinar conductas e imponer sanciones. Lamentablemente, pese a la cada vez mayor frecuencia de problemas morales en las organizaciones hospitalarias, su presencia en los hospitales del país sigue siendo mínima.

RECOMENDACIONES.

  • Los gobiernos, las organizaciones científicas y políticas, las empresas, la sociedad civil y todos los ciudadanos sin excepción deben aunar esfuerzos de promoción de estrategias para revertir los aspectos negativos de la globalización. Generar políticas y conductas que impulsen un desarrollo inclusivo y sostenible a fin de garantizar una gestión adecuada de los determinantes sociales de la salud.

 

  • Así mismo, todos los actores mencionados deben promover políticas y conductas basadas en el reconocimiento del derecho a la salud de todos, sin excepción, regulando en forma estricta la mercantilización en el ejercicio de la medicina y el desarrollo incontrolado de la tecnología que fomenta.  

 

  • Los directores y cuerpos directrices de las organizaciones hospitalarias deben tener como primera responsabilidad el cuidado de la ética institucional, pues su afectación daña la salud organizacional, las sanas relaciones interprofesionales de sus trabajadores, el trabajo coordinado de los servicios de salud, y merma la calidad de la atención que ofrece.

 

  • La corrupción en instituciones hospitalarias debe ser materia de investigación específica, incidiendo tanto en la estructura interna del fenómeno cuanto en los factores externos que la condicionan, pues la solución a este grave problema requiere modificaciones estructurales de las políticas, la organización y el gobierno de los sistemas de salud.

 

  • Las instituciones formadoras, los colegios profesionales, las sociedades científicas y organismos gremiales de los profesionales de salud deben fomentar un ejercicio profesional que combine el humanismo, el arte, la ciencia y la tecnología para curar, cuidar, aliviar y/o consolar al paciente. Con tal finalidad se recomienda promover estrategias de capacitación en un enfoque sistémico y holístico centrado en la persona, en el cual, importa tanto el qué se hace cuanto el cómo se hace, basado en una relación profesional/paciente simétrica con énfasis en la educación del paciente para cuidar su salud. Deben destacarse, además, temas tales como la construcción de valores, derechos humanos, empatía, comunicación con el paciente y familiares, entre otros.

 

  • Deviene indispensable generar medidas que garanticen el equilibrio trabajo-vida de los profesionales que laboran en los centros asistenciales, regulando la carga laboral y llevando a cabo medidas orientadas a promover la salud física y mental de los profesionales de salud que contrarresten el síndrome de burnout (agotamiento).

 

  • Debe promoverse la dación de una normatividad vinculante que promueva el que toda organización hospitalaria cuente con un Comité de Ética Asistencial con recursos de infraestructura y personal que permitan su sostenibilidad en el tiempo. Analizar los problemas éticos y conflictos de valores que surgen en la práctica clínica, y, así proponer a las autoridades y profesionales de salud de la institución los cursos de acción más prudentes para resolverlos será su función.

 

  • Las organizaciones hospitalarias en las cuales se desarrolle investigación en seres humanos, deben, necesariamente, contar con un Comité de Ética de Investigación que no sólo evalúe la bondad ética del protocolo, sino que vigile el cumplimiento de los procedimientos aprobados para salvaguardar los derechos de los sujetos de estudio.
  • Ya en el siglo XXI, en el marco de los nuevos paradigmas de la salud, proclamamos que somos personas que cuidamos personas; y, por tanto, termina siendo elemental el tratar a los demás, como nosotros mismos quisiéramos ser tratados.

 

Lima, diciembre, 2019.

 

EL COMITÉ ORGANIZADOR,

 

 

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